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Preolímpico de Venezuela: la Argentina y una goleada contra Chile que no asegura nada, pero muestra el rumbo correcto

Las buenas noticias se superpusieron para la Argentina, una mejor que la otra, bienvenidas y muy oportunas ambas: la clasificación para el cuadrangular final del Preolímpico de Venezuela estuvo acompañada por el desempeño más destacado en los tres partidos. El seleccionado goleó y gustó. Convenció como hasta ahora no había ocurrido. Se acercó bastante a la versión del equipo que cualquiera podía imaginar a partir de los nombres que componen el plantel, pero que en las dos fechas anteriores había estado demasiado difuminada, con numerosos claroscuros.

El 5-0 a Chile, resultado que inclusive pudo ser más abultado, se cotizó muy alto en las posiciones del grupo B y en la cancha. Con una fecha de anticipación, el seleccionado se aseguró el pasaje a la rueda decisiva, el cuadrangular del que surgirán los dos clasificados para los Juegos de París. La victoria dejó sin posibilidades al Uruguay de Marcelo Bielsa, rival el próximo viernes para completar la etapa inicial. Un partido que se podía intuir como un choque de trenes, en el que los dos podían llegar a jugarse la permanencia en el torneo, será un compromiso para cumplir con el calendario. Para Uruguay, el 3-0 de este martes sobre Perú fue un magro consuelo, no contrarrestó el lastre de las dos derrotas anteriores.

Luciano Gondou volvió a marcar entrando desde el banco; suma tres goles en 50 minutos repartidos en tres encuentros.Matias Delacroix – AP

La Argentina jugará por alguno de los dos pasajes olímpicos entre el 5 y el 11 de febrero. Ya sabe que se enfrentará con Paraguay y Brasil; el otro rival será Ecuador o Venezuela.

Sensaciones muy positivas dejó la Argentina al demoler a Chile. El equipo en general levantó mucho su rendimiento, tanto en lo individual como en lo colectivo, y las correcciones que hizo Javier Mascherano, al poner entre los titulares a Claudio Echeverri y Juan Nardoni, contribuyeron a mostrar otra fisonomía.

Repuestas las energías tras los seis días de descanso, la Argentina salió a imponer un juego ágil y vertical. De cada pérdida chilena hacía una transición directa al área, sobre todo con la conducción del iluminado Thiago Almada. Además del cambio obligado de Gonzalo Luján por el lesionado Marco Di Césare, Mascherano hizo otras dos modificaciones para propiciar salida más rápida del medio con Nardoni y creatividad en los últimos 35 metros con la entrada de Echeverri. Al banco fueron Cristian Medina, de gris desempeño en los dos cotejos anteriores, y Juan Sforza, un volante ordenado en lo táctico pero sin mucho vuelo.

Resumen de Argentina 5 vs. Chile 0

La Argentina era intensa, se ocupó de generar continuas aproximaciones. Rápida para llegar, pero demasiado apurada para resolver en el área. Echeverri intentaba con la gambeta apenas aparecía por ahí, Almada era explosivo y el resto acompañaba para mostrarse como alternativa en los últimos metros. Chile aceptó el reto, puso pierna fuerte y corrió a la par de su rival.

Pablo Solari definió al bulto, facilitó la atajada de Vicente Reyes, tras un muy buen pase cruzado de Valentín Barco. La Argentina necesitaba ajustar la resolución de los ataques, no dejarse llevar por la precipitación. Evitar que la ambición por el triunfo se transformara en una ansiedad contraproducente.

También debió asimilar una contingencia negativa. Antes de cumplirse 20 minutos salió lesionado Gonzalo García. La baja expuso el perjuicio que causó la renuncia a último momento de Julián Malatini (transferido a Werder Bremen). Mascherano había advertido que se quedaba con una alternativa menos en el sector derecho de la defensa. Basta mencionar un potencial problema para que se haga realidad. Di Césare, primer zaguero central, fue el primero en caer; la lesión de García obligó a improvisar con Sforza como lateral.

Santiago Castro, autor de un gol, se abre para escapar de Lucas Cepeda.JUAN CARLOS HERNANDEZ – AFP

Las principales individualidades de la Argentina estaban sueltas, se animaban a arriesgar. Almada ejecutó un córner y Barco, de aire en la medialuna, ejecutó una volea que fue bloqueada por el arquero Reyes. Cuando Chile pudo salir, se encontró con una defensa adversaria ordenada, asistida por el repliegue de Ezequiel Fernández entre los centrales. El arquero Leandro Brey debía estar atento, pero en la primera etapa no necesitó intervenir con alguna tapada clave.

El riesgo de la Argentina era que el desaprovechamiento de situaciones favorables le minara la confianza, la hiciera dudar. En un contraataque con superioridad numérica, de cuatro contra tres, Santiago Castro se nubló en la puerta del área.

Una alarma se encendió cuando Echeverri quedó aturdido por un choque. Mientras era atendido, se especuló con un cambio, pero pudo continuar. La selección seguía buscando el remate franco, directo. Y el francotirador fue Castro, desde fuera del área; el despeje de Reyes fue aprovechado por la rápida reacción de Almada con un zurdazo alto. La Argentina abría la lata; la perspectiva ya era otra.

Pablo Solari intenta rematar antes del cruce de Cepeda y Vicente Pizarro.Matias Delacroix – AP

La impresión se confirmó en la segunda etapa, cuando el cuadro albiceleste arrolló a un rival que fue bajando los brazos, impotente. El equipo de Mascherano no bajó las revoluciones ni especuló. Almada seguía siendo el estandarte en la creación de juego. Aparecía en diferentes sectores y rompía a la defensa chilena.

Las oportunidades empezaron a caer una detrás de otra. Solari todavía no está fino, no ajustó el punto de mira. Almada puso el 2-0, de penal, y después le sirvió el 3-0 a Castro con una llegada al fondo y el centro atrás. Castro necesitaba el gol, tras ser sostenido por Mascherano cuando no encontraba la efectividad.

Barco le ponía lujos a la noche y la Argentina encontró el cuarto gol con la incursión de dos defensores en el área: Nicolás Valentini y Aaron Quirós. No hay partido de la Argentina en el Preolímpico sin un gol de Luciando Gondou, que nuevamente marcó entrando desde el banco. Acumula tres tantos en 50 minutos, con un promedio de uno cada 16,6 minutos), sumando los retazos que jugó ante Paraguay, Perú y Chile. Un aporte que llevó a Mascherano a un reconocimiento: “Soy injusto con Gondou, merece muchos más minutos que los que tuvo. Si hoy estamos clasificados, él tuvo una gran responsabilidad. Fue determinante, sobre todo en los dos partidos anteriores. Esto no es un mimo para él, porque yo sé que los jugadores siempre quieren jugar la mayor cantidad de minutos posible. Pero a veces no es tan importante la cantidad de los minutos, sino la calidad”.

El triunfo fue un festival argentino, que por ahora no asegura nada, pero pone al seleccionado más en rumbo hacia el objetivo de París.

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