Luego del cimbronazo que significó la renuncia de Pablo Moyano al triunvirato conductor, la CGT tiene dos focos para profundizar. El primero, en seguir dialogando con un Gobierno al que ven fuerte, sin dejar de lado reclamos puntuales. El otro, pasa por evitar nuevas fugas del consejo directivo mientras ve como el líder camionero recibe apoyos.
En la mesa chica de la central obrera no hay autocrítica por todo lo sucedido y defienden el rol que mostraron ante el oficialismo, de conversación lisa y llana. Además de señalar, una vez más, que el movimiento obrero no se rompió porque la silla de Moyano seguirá en manos de un hombre de Camioneros.
En el rompecabezas sindical, no hay piezas disponibles para la confrontación con la administración Javier Milei porque “está fuerte, con respaldo social”, atravesando “una primavera”, como señaló ante PERFIL uno de los integrantes de la mesa chica, Sergio Romero, líder de la Unión de Docentes Argentinos. Romero, por caso, rescata la experiencia de varios de sus compañeros, que vieron pasar distintos gobiernos y saben muy bien cómo se deben manejar los tiempos.
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“Hay momentos para pelear y otros para dialogar, eso lo tienen muy en claro los dirigentes de mayor experiencia. Es momento de planificar estrategias frente al Gobierno”, grafica el referente sindical encolumnado en la línea cegetista “independiente”, quien también avisa que pese al pacto de no agresión continuarán los reclamos puntuales.
En el caso de los docentes, Romero pide que el oficialismo convoque a la paritaria nacional docente para que se revierta la depreciación salarial. Hoy, un trabajador de la educación recibe un haber mínimo de 420 mil pesos, debajo de la línea de indigencia. También, la CGT apuesta, conversación con empresarios y secretario de Trabajo mediante, a que se reglamente el artículo de la reforma laboral que penaliza con despido sin indemnización los bloqueos o tomas de establecimientos.
En la central, hay confianza de generar una instancia con su parte legal y abogados del lado de los ejecutivos que impidan despidos “arbitrarios”. “En el Gobierno, están de acuerdo con nosotros”, dice un referente sindical. A su vez, en la calle Azopardo quieren que LLA haga todo lo posible para que no avance un proyecto de un sector de la UCR y el PRO que limita las actualizaciones de las indemnizaciones. La iniciativa estará en manos de la Comisión de Finanzas que preside un libertario pura cepa, Bertie Benegas Lynch, poco afecto a las charlas con el gremialismo.
En esta instancia que se abre pos-Pablo Moyano, hay voces que piden que el sindicalismo deje de lado la coyuntura de la política nacional. Es el caso de Sergio Sasia, líder de la Unión Ferroviaria y extitular de un órgano moyanista, la Confederación de Transporte: “Hay que armar una alternativa con ideas y un proyecto propio para presentarle a los argentinos y dejar de correr detrás de la política”, expresó ante este medio.
“En los últimos meses vi como algunas de las organizaciones sindicales de la CATT habían asumido una agenda de acción directa, que se alejaba no solo de las disposiciones orgánicas de la CGT, sino también de esta misma Confederación, en base a lo acordado orgánicamente”, se quejó al tiempo que pide que la CGT articule y modere diferencias.
Por lo pronto, la distancia entre combativos y dialoguistas promete acentuarse: luego de la dimisión de Moyano, Daniel Yofra, titular de la Federación de Aceiteros, una de las organizaciones sindicales de mayor poder de fuego, pidió la conformación de un Frente Sindical de Resistencia con el hombre de Camioneros.