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Copa Davis: el factor Sinner y la estrategia-enroque de Argentina

El equipo argentino de la Copa Davis tiene la esperanza intacta. A un día del duelo de cuartos de final ante Italia, en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena de Málaga, en el denominado Final 8 sobre cancha dura bajo techo, el cuerpo técnico liderado por el capitán Guillermo Coria analiza las variantes ante un factor determinante: la presencia de Jannik Sinner, número uno del mundo y flamante campeón del Masters tras ganar la final el pasado domingo en Turín.

No es para menos. El mejor jugador del planeta llega a la Davis como emblema del equipo que ganó la edición pasada y con un asombroso registro en lo que va del año: 70 victorias y apenas seis derrotas. Campeón esta temporada en dos Grand Slams y absuelto por un polémico doble doping, arribó este martes a Málaga y recién se entrenó este miércoles, un día antes de la serie -el dato: lo hizo en singles y también en dobles-.

El doble interrogante surge por sí solo: 1) ¿jugará o no Sinner? 2) en caso de jugar, ¿en qué condiciones estará? Para la Argentina su presencia no representa un suceso menor, aunque todos los actores de la delegación albiceleste esperan que el número uno esté en acción del otro lado de la red.

¿Por qué Sinner configura el foco mayor? Está descontado, claro, que es el mejor del mundo, pero la estrategia de la Argentina podría variar según una eventual ausencia -improbable, por el momento-. La serie, por la primera ronda de eliminación directa, constará de tres partidos: single 2 contra single 2, single 1 ante single 1 y, en caso de empate, el doble, todos al mejor de tres sets. El ganador se cruzará, el 22 o el 23 de noviembre, con Estados Unidos o Australia.

Factor relevante en la historia de la Davis, el ranking de los jugadores tendrá una función principal en los cruces de singles y le permitiría a la Argentina hacer un hipotético enroque entre sus tres piezas individuales. «No hace falta decir nada de Sinner, le vamos a dar pelea si es que juega, pero tienen otros dos singlistas parejos como nosotros: cualquiera de los tres puede ser single uno», había dicho el capitán argentino antes de emprender el viaje a Málaga.

Sebastián Báez, el número uno del plantel argentino por ranking. Imagen: prensa AAT.

El número uno puede estar cansado, lesionado, sin ritmo, con continuidad. Será una incógnita, por lo pronto, aunque todo indica que estará del otro lado de la cancha en la apertura de la serie. Coria deslizó que sus singlistas serán Sebastián Báez (27°; 1° de Argentina) y Francisco Cerúndolo (30°; 2°), por lo que el emparejamiento sería Báez contra Sinner y Cerúndolo frente a Lorenzo Musetti (17°) o Matteo Berrettini (35°).

En caso salir Sinner, el uno italiano sería Musetti y el single dos lo ocuparía Berrettini, una alternativa que podría motivar el movimiento táctico de Coria: si sacara a Báez, entonces Cerúndolo pasaría a ser el uno -ante Musetti, en efecto- y el dos sería Tomás Etcheverry (39°) -enlazado con Berrettini, por caso-. El panorama para tener en cuenta: el arma de Cerúndolo, se estima, sería la más potente de Argentina en este tipo de canchas, pero si jugara Sinner empalmarlo con el número uno -si saliera Báez y entrara Etcheverry- implicaría «gastar» la bala en un partido, a priori, perdible.

El capitán argentino, que podría atravesar su última semana como conductor luego de tres temporadas en la silla, llegó a deslizar que no cambiaría la formación -¿habrá querido guardarse la sorpresa?- si se enteraran a último momento de la ocasional ausencia de Sinner, una carta escondida que también podría reservarse Italia para desconcertar hasta el último minuto.

En pocas palabras, con este formato corto, se trata de ganar al menos un single para forzar la definición en el doble: Andrés Molteni (21°) y Máximo González (22°) contra los italianos Andrea Vavassori (9°) y Simone Bolelli (11°). Si jugara Sinner entonces Argentina apuntaría de lleno -más allá de que su rival no tendrá nada que perder- a ganar el single dos y el doble, mientras que una ausencia del líder del ranking ATP abriría un juego de ajedrez en el que Argentina, con un plantel tan compacto como competitivo, incluso podría apostar por los dos primeros puntos. El formato invita a soñar.

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