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Un día, volvió Indios Chapaleufú a la Triple Corona, tras más de una década. Otro día, en el Abierto de Tortugas, tumbó al campeón de Palermo, un equipo de 40 goles, el mejor del momento: La Natividad. Otro día, volvió al Campeonato Argentino Abierto, aunque con un patinón: derrota dolorosa, tras estar 8-1 arriba, frente a un rival de la misma estatura. Otro día, regresó a la cancha 1 del Campo Argentino de Polo, tras una década. Y ese mismo día, este sábado, volteó al campeón de ese Abierto de Tortugas, remendado pero aún 3 goles superior en handicap, y gritó eufórico. Le gritó al mundo de este deporte que está vivo, que no está como para participar, sino como para competir, y que tiene futuro con este cuarteto de veinteañeros.
Indios Chapaleufú 16, La Hache 13. Cruz Heguy, hijo de Eduardo, “Ruso”, volviendo a los palenques con la sonrisa más grande de su carrera. Antonio Heguy casi sin ir a marcar en esa última jugada, no por pereza, sino porque la victoria ya era inmodificable en esos pocos segundos restantes y ya pensaba más en no cometer errores y en festejar. Teodoro Lacau y Victorino Ruiz Jorba, los invitados a ponerse la camiseta de los clubes de la familia Heguy, grandes en una actuación grande. Aplausos de las tribunas, una bandera larga roja que se metía a la zona de los palenques. Abrazos incontanbles. La mística amagando renacer. Qué va: renaciendo. Indios Chapaleufú ganando en la cancha 1 de Palermo.
Triunfo impensado, por más que a la cabeza de serie de la zona A le faltara Tomás Panelo (9 tantos de valorización), su figura del momento –se golpeó en una práctica–, a la que reemplazó el británico-chileno Tomas Beresford (7). Triunfo impensado, después de ese resbalón triste en la cancha 2 frente al otro La Hache, Cría y Polo, el equipo menor del club de los Ulloa. Pero no tan impensado, si se toma en cuenta que a los primos Heguy y sus amigos crecen como adolesentes, con estirones polísticos entre partido y partido. No tan impensado, tampoco, si se considera que hay genética. Equina y humana en esa organización.
No hay casualidades en el resultado en ocho chukkers. No existe un 1-0 de contraataque. El que se impone, hizo mucho. Y esta vez fue un ejemplo, porque Indios Chapaleufú estuvo prácticamente todo el partido al frente: 5-2, 9-5, 12-8, 16-12… Y terminó tres tantos arriba, contra un adversario que lo superaba por la misma cantidad en las valorizaciones. ¿Cómo lo hizo? Concentración en los throw-ins: 19-14. Alguna infracción menos: 11 contra 12. Y cometidas donde menos dolían, porque La Hache dispuso de 7 penales obligatorios al arco y el vencedor tuvo 10. Es cierto: tiró menos a los mimbres y con menos efectividad en acciones de bocha viva: 7 sobre 13, 53% de eficiencia, frente a 11 de 18, 61%. Fue ganar por penales, en parte, sí. Como pasaba con el táctico Indios Chapaleufú II, el conjunto de Ruso y Pepe, los papás de Cruz y Antonio, y de Nachi, hoy su director técnico. Hacerlo así, con pelota detenida, suma tantos puntos en la tabla del torneo como hacerlo con más goles de jugada.
Compacto de la sorpresa de Indios Chapaleufú
Y en la tabla del ranking, a la cual Indios Chapaleufú incorpora estos 1200 puntos por victoria palermitana que lo ponen competitivo para permanecer en la Triple Corona en 2025. Tras la derrota en el estreno estaba muy condicionado, pero con este batacazo se recupera, y con aquél de Tortugas queda muy bien perfilado. Lo que venga, si lo hay, sumará. Pero quizás ni siquiera haga falta para que este cuarteto siga siendo de elite.
Con su estrella cada vez más alta, y aun roja, más brillante.
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