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Germán Romero: Es una bestialidad que la mitad de la gente saltee una comida al día, eso no se puede normalizar

Germán Romero es mesurado al hablar de las cifras que relevan desde el Centro de Almaceneros de Córdoba que él mismo preside. Detrás de los números se encuentran las historias de miles de personas “que no la están pasando bien” y que con el paso del tiempo han visto cómo se fue degradando su calidad de vida. “El equipo que hace el relevamiento contacta a las mismas familias desde hace 7 años, con algunos cambios menores que nos piden nuestros técnicos. Y nosotros vemos cómo la mayoría de esa gente se fue empobreciendo, no sólo desde lo alimentario, sino en otras cuestiones, como no salir más de vacaciones o tener que dejar de pagar una prepaga”, sostiene Romero en diálogo con PERFIL CÓRDOBA.

-Más allá de los números. ¿Qué es lo que más les impacta del estudio que realizan?

-El déficit alimentario de las familias, los cambios que se han producido en el estrato social medio y la carencia en un estrato más bajo. Está bien que vayamos más allá de los números, pero déjame hacer hincapié en que el 58% de las familias no alcanza a cubrir la canasta alimentaria básica, pero hay mucha familias que para llegar tienen que gastar menos, entonces cancelan la carne vacuna, compran muy pocos lácteos y aumenta la venta de pan, fideos y repiten ese menú. Lo más jodido es ver cómo cae la calidad alimentaria de las familias hasta algo que es muy grave, que es evitar una comida.

-Por lo general es la cena.

-Sí, pero yo me pregunto cómo puede pasar eso en un país que es productor de alimentos. No puede caber en la cabeza de nadie. Estos indicadores no empezaron el 10 de diciembre del 2023, pero sí hubo una caída abrupta desde ese momento del poder adquisitivo y eso se nota en la realidad que vive la gente.

-¿Cómo se fue modificando la realidad de las familias que ustedes encuestan?

-Encuestamos a las mismas familias hace 7 años –aunque vamos modificando algunas-, y hemos visto su degradación en calidad de vida. En eso me refiero no sólo a la alimentación, sino a que era gente que hacía turismo y ya no lo hace más. Parece no tener importancia al lado de otras cuestiones más urgentes, pero hace a la degradación; otros cambiaron de obra social y pasaron del hospital privado al público, o cancelaron la educación privada de sus hijos, principalmente la primaria y la secundaria, sin desacreditar lo que es la educación pública, pero son cambios que se sienten. Se dejan cosas de lado, hasta que llega el momento de sacrificar la cena.

-Y ahí aparecen los números y detrás las historias.

-Nosotros no lo queremos normalizar porque lo vemos todos los meses, pero que el 49,5% saltee una comida es una bestialidad. Es gente que tiene una confianza absoluta con nuestros encuestadores y les dicen ‘merendamos más tarde para no cenar’. Y es gente que hasta hace 5 años cenaba, y lo hacía bien: ahora cancelaron proteínas para reemplazarlos por hidratos de carbono, porque no sólo es más barato sino que genera mayor sensación de saciedad. Es un perjuicio grande para los niños y los adolescentes.

-¿Y cuáles son los cambios que notan en los comerciantes?

-Hay un cambio profundo en el stock: las gaseosas bajaron más de la mitad, cervezas es un cuarto de lo que era antes, menos galletas dulces, menos mermeladas y más hidratos de carbono: se compran más fideos, arroz y pan, que tiene un precio elevado pero para la merienda es fundamental porque llena más.

-¿Cómo se adaptan los comerciantes a esta nueva realidad?

-El cliente ahora va con los billetes y va viendo hasta dónde puede comprar, es decir que van con una expectativa y se cae rápido, más allá de que ahora los precios están estables, pero da la sensación de que la gente no se da cuenta de la cantidad de poder adquisitivo que perdió. Hay comercios que no daban al fiado y ahora sí, otros que daban el 20% del total de la facturación y hoy están al doble. El comercio, en muchos casos, no cuenta con dinero líquido para pagarles a los proveedores, además de que aumentaron mucho los costos fijos, como la energía eléctrica.

-Se están adaptando a lo básico

-Sí, por ejemplo aceite de oliva hoy lo encontrás en uno de cada 10 almacenes. Eso no es preocupante: ¿a quién le importa el aceite de oliva, la cerveza o el vino si no hay para comer? Sí preocupa que del ‘fiado’ que dan los almaceneros, hay un 11% de incobrabilidad: están con riesgo de perder dinero.

-Desde el Centro de Almaceneros han realizado encuestados consultando por cuestiones políticas. ¿Preguntan ahora cómo ven a Milei? 

-Nosotros vemos que el gobierno de Milei tiene banca, hasta ahora toda la responsabilidad, o gran parte, de la situación de crisis es del gobierno anterior. Obviamente que en Argentina hay una memoria de cortoplacismo en todos los sentidos y el año que viene todo va a ser culpa de este gobierno. Pero hoy nosotros encontramos gente de los estratos sociales medios, medios bajos y bajos que dicen que el gobierno está haciendo las cosas bien, aunque cada vez menos. La paciencia se está agotando porque están tocando el estómago de tus hijos, ahí cambia todo.  

-¿La gente tiene esperanza de una mejora?

-Por ahora sí. La inflación está bajando, eso está claro. El último mes fue el más bajo en los últimos 49 meses, pero si ves que los indicadores sociales se estancaron en un nivel crítico para la seguridad alimentaria. La baja de la inflación tiene que ver con la abrupta caída de la demanda, no podemos aplaudir esa baja y no es gataflorismo (sic), es la realidad y cómo la sufren los sectores más bajos, que están haciendo un gran sacrificio.

-¿Los negocios están aguantando o hay muchos cierres?

-Hace un año teníamos 87.000 comercios en la ciudad de Córdoba y hoy tenemos 85.000, entonces no parece que se hayan producido tantos cierres. Habrá algunos, porque llegaron a su límite, pero también hay otros que están abriendo porque la gente tiene dos pesos abre en el garaje y después ve cómo formaliza. Si nos guiamos fríamente por el mapa, es posible que la situación está igual, pero no hay que lamentar cierres masivos.

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