“Vos tenés de vuelta varios problemas a la vez. Una es la deuda, alguien va a tener que empezar a decir que la deuda no se puede pagar”, remarcó Tomás Rebord en su ciclo streaming de Blender. El conductor destacó los vaivenes económicos que afectan al país y como el gobierno nacional no puede terminar de frenar.
En su editorial, Rebord enfatizó: “Este esquema de pago no se puede sostener. No lo podés sostener. Ya no tenés un ingreso que te lo justifique. Al mismo tiempo, con estas tres cosas que el gobierno se fumó, ¿qué hizo? Para salir del escándalo de Libra, levanto el cepo”. “Fomentaste, desde el Estado, el turismo fuera del país también. Abrís las únicas canillas que tenés y destapas todos los lugares a la vez. Ahora las canillas empezaron a cerrar y tenés buracos, buracos en todas partes”, concluyó.
En las últimas semanas, el gobierno de Javier Milei dio un giro notable en su estrategia cambiaria. Aunque había prometido una flotación libre del peso, se comenzó a vender unos 300 millones de dólares para sostener la divisa frente a una fuerte presión devaluatoria, una medida que contraviene su discurso ortodoxo y que pone en tensión el limitado stock de reservas del Banco Central.
Simultáneamente, el Ejecutivo elevó los encajes bancarios hasta el 50 % o más, obligando a los bancos a invertir en letras del Tesoro con tasas que rondan el 69 % anual. Los resultados económicos ante estas maniobras tuvieron como consecuencia un crédito más caro y menos consumo, en un contexto de recesión anunciada.
Si bien el gobierno ha logrado desacelerar significativamente la inflación. En mayo, el índice mensual cayó a 1,5 %, el más bajo desde 2020. En julio se mantuvo cerca de ese nivel, con una inflación mensual del 1,9 % y una inflación núcleo en 1,5 %, marcando un hito desde 2018. Sin embargo, esta mejora está atada a una fuerte contracción del poder adquisitivo. Los salarios y los ingresos reales cayeron lo que anuló cualquier ganancia derivada de la moderación inflacionaria.
En paralelo, muchos argentinos aún destinan más del 50 % de sus ingresos a alimentos y servicios esenciales, evidenciando una mejora macroeconómica que no se traduce en alivio para la población. Si bien ha obtenido avances en inflación y equilibrio fiscal, el gobierno libertario lo hizo al costo de una fuerte recesión social, caída del poder adquisitivo y creciente desconfianza política.