Hace exactamente cinco meses, Alejandro Donatti sorprendió al fútbol argentino con una cruda confesión sobre el mal momento personal que vivió durante su paso por San Lorenzo. «Me diagnosticaron que tenía depresión avanzada, me dieron dos pastillas y me llamaban todos los días«, se animó a contar en aquel momento el experimentado defensor, sobre un tema que, lamentablemente, aún sigue siendo tabú en el mundo del fútbol. Hoy, luego de superar esa depresión, y tras dos años alejado de las canchas, el central no le cierra las puertas a un posible regreso: «Me encantaría volver a jugar».
«Estoy viendo qué voy a hacer. Yo siempre me acuerdo de Matías Almeyda, que había vuelto porque se había enfermado la cabeza, que estaba mal… y yo siempre pensaba que una vez que deje el fútbol, ya está. ¿Qué tan mal te puede poner dejar? Y ahora me estoy dando cuenta de que no es así como pensaba. No es fácil», contó en una entrevista con Bolavip, cuando le preguntaron por su presente.
«En la misma línea, reconoció: «Me hace mal y me da ganas de estar adentro de una cancha y me vuelvo loco. Así que cuando vienen unos amigos y quieren ver fútbol, yo no les digo que cambien, pero trato de no darle tanta bola porque la verdad me hace mal».
Sobre si se imaginaba esta situación cuando dejó Sarmiento, su último club, admitió: «Yo había dicho que después de San Lorenzo no había quedado bien de la cabeza. Pero uno quiere jugar. A mí ahora me encantaría jugar en la cancha de Racing, en la cancha de Central. Me vuelvo loco yo por jugar un partido más. Pero si te ponés a pensar en frío, tranquilo, te das cuenta de que de la cabeza no había quedado bien».
En la misma entrevista, Donatti aseguró que le hubiera gustado jugar en Estudiantes, desde donde fue tentado más de una vez por Juan Sebastián Verón y fue contundente cuando le preguntaron qué pasaría si lo llama ahora: «Le digo lo mismo que le digo a todos: ‘Dos semanas dame’. En dos semanas me pongo a punto y estoy para jugar en cualquier lado. Aparte, no te imaginás lo que extraño.
Y, dejando en claro su deseo de regresar a las canchas, cerró: «Si llega a salir propuesta de un club, no me importa la plata, me encantaría volver a jugar».
El crudo relato de Alejandro Donatti: «Me diagnosticaron depresión y pensé en hacer boludeces»
En el fútbol, como en la vida, la salud mental es una parte fundamental en el día a día de las personas. Sobre este tema habló Alejandro Donatti, ex jugador de Racing, Sarmiento y San Lorenzo, quien confesó que no la pasó bien en Boedo: una etapa que estuvo marcada por momentos difíciles, tanto a nivel personal como grupal. «Yo iba con una ilusión porque era simpatizante del club y de que cambie todo pero salieron las cosas mal», dijo.
«Después de San Lorenzo no quedé bien de la cabeza, por eso me alejé del fútbol. Del club no voy a hablar mal por respeto a mi viejo y a gente que trabaja ahí. Duele más porque quería darle una alegría a mi viejo pero yo sabía cómo estaba el club cuando iba», contó el Flaco. Lo cierto es que durante su paso, CASLA no atravesaba un buen momento en ningún ámbito: desde lo institucional y deportivo hasta lo económico…
Sobre su caso, desarrolló: «No hablaba con nadie, no soy de hablar. Llegó un punto que mi mujer me vio mal y llorando llamé al psicólogo de San Lorenzo. Le dije que no aguantaba más la cabeza, que tenía miedo, porque pensaba boludeces. Cuando iba al club, pasando la cancha de Vélez empezaba a darme como taquicardia. Una vez al día pensaba boludeces y se iba incrementando. Me diagnosticaron que tenía depresión avanzada, me dieron dos pastillas y me llamaban todos los días».
Por último, en diálogo con TNT Sports, Donatti contó que «cuando estás deprimido, se te traba la cabeza y no podés pensar en otra cosa. Costó pero gracias a Dios salí. Con mi experiencia espero ayudar a alguien que no habla como hacía yo, que se cierra».
El paso de Donatti por San Lorenzo
El Flaco arribó a Boedo en enero del 2020 y disputó un total de 42 partidos con la camiseta azulgrana. Luego, el oriundo de Rafaela dejó San Lorenzo en el 2022, peleado con la dirigencia de ese entonces, e intimó a la institución en Agremiados. Un año después lo demandó por 933 mil dólares en sueldos y premios adeudados.
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