El Producto Bruto Interno creció un 5,8% en el primer trimestre de 2025, pero según la economista, Carina Fara, en diálogo con Canal E esa cifra esconde profundas desigualdades en el tejido económico argentino.
Una recuperación desigual
«Es justamente una mejora en el promedio, pero en ese promedio hay perdedores y ganadores también«, señaló Fara al analizar los recientes datos oficiales del INDEC. Si bien el primer trimestre de 2025 mostró una recuperación del 5,8% del PBI respecto al mismo período del año anterior, la economista advirtió que el repunte se debe comparar con “un momento muy malo”, marcado por la devaluación abrupta que siguió a la asunción de Javier Milei.
«Estamos viendo una recuperación que viene media lenta«, agregó, y explicó que los datos reflejan mejoras tanto en precios como en unidades físicas, aunque no todos los sectores avanzan al mismo ritmo.
Ganadores claros: finanzas, comercio exterior y sectores de altos ingresos
Al desagregar los componentes del PBI, Fara identificó cuáles fueron los sectores que más se beneficiaron. “Los sectores que tienen que ver con el comercio internacional y el sector financiero son los grandes ganadores”, explicó. También mencionó rubros como la escrituración y los gastos notariales, que mostraron repuntes por “una cierta parte de la ciudadanía que ha visto recuperar sus ingresos”.
En este contexto, algunas actividades que apuntan a un consumo más exclusivo se han reactivado. «Hay gente que ha comprado casas, que está construyendo y que ha podido vacacionar afuera«, indicó, dejando en claro que el rebote favorece a una porción muy reducida de la población.
Los perdedores del modelo
Del otro lado, varios sectores siguen muy golpeados. Uno de ellos es el de medicamentos y el área de la salud, tanto pública como privada, que “produjo menos en la economía”. También los productos de consumo masivo y la industria orientada al mercado interno muestran niveles bajos de recuperación.
“Claramente a los que no les está yendo bien es a los sectores que tienen que ver con la economía más doméstica, más primarizada”, sostuvo Fara, en referencia a las industrias locales de menor complejidad tecnológica y con escaso acceso al comercio exterior.
La trampa del efecto derrame
Fara también cuestionó la teoría del efecto derrame como motor de crecimiento. Si bien algunos sectores están en movimiento, “cuánto trabajo más van a demandar” es la pregunta central. El avance de la automatización y los cambios en el comercio, por ejemplo, el auge de las compras online, han reducido la necesidad de mano de obra directa.
«El derrame viene dado por los servicios que demandan estos sectores a los que les va mejor«, explicó, pero advirtió que esos efectos tienen un alcance muy limitado: «¿Cuántas empleadas podés contratar para mantener tu mansión? ¿Cuántos jardineros?«.
Además, recordó que los últimos datos de desempleo muestran un panorama preocupante: “En el neto es más la gente que se va quedando afuera que la que puede absorber este modelo”.
Aunque los datos oficiales marcan una mejora, Fara insistió en que “todavía no recuperamos los niveles previos” a la devaluación de 2023