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El mercado del GNL, en fuerte expansión

Se espera que en los próximos cinco años, el mercado global de gas natural licuado incorpore una capacidad récord de procesamiento del recurso con miras a la exportación. Así lo marca un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), que además subraya un proyecto que tiene lugar en territorio argentino para evacuar el gas extraído desde Vaca Muerta en el cuadro de las últimas incorporaciones.

La aceleración en el mercado del gas se da en un contexto de mayor presión de la comunidad internacional para abandonar la generación eléctrica a base de carbón. Si bien la industria busca instalar la idea de que el gas es un hidrocarburo más «limpio» que el carbón y el petróleo, en realidad si se toman en cuenta las fugas de metano, combustible que es 28 veces más potente en términos de efecto invernadero que el dióxido de carbono, la ecuación podría ser otra. No obstante, la «ventana» de explotación del recurso parece estar siendo aprovechada al máximo por las petroleras y gobiernos necesitados de divisas y recaudación fiscal.

Gas para la exportación

«Se espera que entre 2025 y 2030, un total de casi 290 mil millones de metros cúbicos al año de nueva capacidad de exportación de GNL entren en funcionamiento, lo que marca la mayor ola de incorporaciones de capacidad hasta la fecha», indica la Agencia Internacional de Energía. A diferencia del petróleo, cuyo transporte en el mercado global es relativamente sencillo, el gas requiere de una tecnología de licuefacción para poder ser enviado por barco a otros rincones del mundo y de posterior gasificación para poder ingresarlo a los gasoductos para la distribución interna.

De modo que los países productores necesitan o bien plantas de licuefacción para la venta externa o bien infraestructura para la regasificación del recurso que proviene de los buques licuefactores, como existe en el país en Escobar y en Bahía Blanca. En el marco del fuerte crecimiento de la producción de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta, que a su vez despiertan un número de tensiones socio-ambientales en los territorios afectados, hay un nuevo proyecto en ciernes en el país.

La empresa Southern Energy S.A. ingresó al RIGI, el régimen creado por el gobierno libertario para atraer inversiones a cambio de facilidades de todo tipo, algunas de ellas por encima de lo que las propias firmas pretendían, con su proyecto para instalar una planta flotante de licuefacción de gas natural en el Golfo de San Matías, en la provincia de Río Negro. La capacidad de producción anual del proyecto oscilará entre 1,5 millones de toneladas y 2,2 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL). Según lo promocionado, la inversión total llegaría a los 6.878 millones de dólares.

Asimismo, la actual gira europea del presidente Milei incluyó una visita a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, para firmar un acuerdo para exportar gas natural licuado (GNL) desde Vaca Muerta hacia Europa.

Cuadro global

Estas iniciativas locales se encuadran en un crecimiento a nivel global del mercado del GNL. En este sentido, la AIE detalla que entre 2019 y junio de 2025 se incorporaron 335 mil millones de metros cúbicos al año en capacidad de exportación de GNL. 

«Esto representa más del doble de la tasa anual promedio de aprobaciones de capacidad durante el período 2014-2018», dice el trabajo, y le otorga a los próximos cinco años una aceleración en cuanto al aumento de la capacidad exportadora. «Entre 2025 y 2030, se prevé la entrada en funcionamiento de casi 290 mil millones de metros cúbicos al año, la mayor oleada de capacidad en un período comparable en la historia de los mercados de GNL», agrega.

El primer inversor en proyectos de licuefacción de GNL es Estados Unidos, representando casi la mitad del total desde 2019. Qatar ocupa un distante segundo lugar con alrededor del 20% del total. Otros países que también aparecen en el ranking son Mozambique, Australia, Nigeria e Indonesia.

Transición

En reiteradas oportunidades, los gobiernos argentinos han puesto al gas como un recurso viable para apuntalar la transición energética, dada su supuesta menor intensidad de emisiones frente al carbón. La misma mirada tienen las propias empresas petroleras. 

De acuerdo a la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), «si bien la intensidad en carbono del gas puede ser menor respecto a otros hidrocarburos, dada la velocidad con la que las emisiones de GEI deben ser reducidas para cumplir las metas climáticas, no es recomendable incentivar la extracción de ningún combustible fósil». Además, «las fugas de metano de los gasoductos podrían indicar que el gas no sea menos contaminante que otros hidrocarburos», indica.

Por otro lado, la expansión de la producción de gas natural permite sustituir costosas importaciones, haciendo un aporte en términos de divisas y a la recaudación de las provincias y Nación, a costa del recurso no renovable y de los problemas socio-ambientales que genera el fracking.

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