El Ministerio de Economía consiguió USD 1000 millones de financiamiento en la licitación del Bonte 2030, el bono que lanzó para inversores extranjeros. El Gobierno recibió ofertas por un total de $9,46 billones y logró un rollover del 126,28% de los vencimientos por $8,55 billones a una tasa del 29,5% anual.
Según detalló el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, el nuevo título suscribible en dólares recibió 146 ofertas ofertas de agentes del exterior por un total de $1,94 billones (USD 1.694 millones) y se prorrateó al máximo ofertado. De esta forma, el equipo económico concretó una vuelta parcial a los mercados internacionales de crédito.
El resultado de la licitación supone una fuerte aceptación de los mercados externos a una tasa mucho más alta que la esperada por los mercados en la previa, de alrededor del 25%. El funcionario del Palacio de Hacienda apuntó a que la colocación “permite refinanciar deuda en moneda local con fondos provenientes del exterior, contribuye a aumentar las reservas del Banco Central sin generar nueva deuda neta, y extiende el plazo promedio de los pasivos en pesos”.
Cómo funciona el Bonte 2030
El instrumento era conocido en la City porteña como “peso linked”, una suerte de variante del “dollar-linked”, que está atado a la evolución del tipo de cambio oficial. Pero es distinto, porque finalmente el Bonte se compra en dólares y se pagará en moneda local. El equipo económico lo llama un “hard pesos”. Tal como contó PERFIL, ofrece un “atajo” para que inversores del exterior accedan a los bonos argentinos en pesos sin trámites más engorrosos y aprovechen el diferencial de tasas y la estabilidad del dólar cerca del piso de la banda de flotación.
El Gobierno explora financiamiento externo para cumplir con la meta de reservas del FMI
Una de las claves del bono es la cláusula que permite a los inversores hacer una salida anticipada del título (put) en mayo 2027, justo en la previa del calendario electoral, un salvoconducto político en caso de que los resultados de las urnas sean desfavorables al gobierno de Javier Milei. Si los agentes ejercen ese derecho, el Tesoro deberá activar un rescate si el inversor lo solicita.
Por otro lado, los dólares que logró captar el Gobierno contabilizarán para la meta de reservas del Fondo Monetario Internacional (FMI) que el organismo exigirá el próximo 13 de junio.
Impacto en la confianza, las reservas y la base monetaria
Un informe de Delphos Investment señaló que «este instrumento representa el primer acceso formal de Argentina al mercado internacional en siete años, aunque orientado exclusivamente a refinanciar deuda en moneda local. El ministro Caputo destacó el evento como una señal de confianza en el país y un retorno al financiamiento de largo plazo en pesos, en línea con prácticas habituales en la región. Además, funcionarios aclararon que la operación no incrementará la deuda neta ni bruta, dado que la tasa de rollover no superará el 100%, implicando que los fondos extranjeros reemplazarán, en términos netos, a inversores locales».
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Para Portfolio Personal de Inversiones (PPI), el impacto de la colocación del bono será tanto en las reservas del Banco Central como monetario. «Dado que los vencimientos son en su totalidad en pesos y se suscribirá el BONTE 2030 con dólares por US$1.000 millones como máximo (equivalente a aproximadamente $1,14 billones), los pesos para afrontar parte de los pagos del Tesoro saldrán de su cuenta corriente en el BCRA ($13,37billones al 22/05). Dicho esto, la base monetaria ($32,89 billones) se expandiría cerca de $1,14 billones de adjudicar la totalidad del nuevo BONTE, hasta que eventualmente los bancos coloquen su excedente de pesos en LEFI», explicó la consultora.