Las autoridades cubanas han informado recientemente a varias empresas extranjeras que no podrán repatriar las divisas que mantienen en cuentas bancarias en el país, lo que ha generado un enorme malestar en el sector empresarial internacional.
Según información obtenida por distintas agencias de noticias, en algunos casos, los montos bloqueados ascienden a varios millones de dólares. Ante esta situación, algunas compañías han expresado sus quejas ante sus respectivos gobiernos, y empresarios afectados señalan que sus cuentas han sido «congeladas», quedando limitadas exclusivamente para operaciones dentro del territorio cubano.
En un intento por manejar la crisis de liquidez y ofrecer una alternativa a las empresas afectadas, las autoridades han iniciado una ronda de reuniones individuales denominadas “entrevistas”, en las que se les propone a estas compañías abrir un nuevo tipo de cuenta bancaria en divisas.
Esta modalidad, aún en fase piloto y con uso muy restringido, se basa en un sistema contable respaldado monetariamente que permitiría realizar operaciones sin las limitaciones actuales.
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Sin embargo, estas cuentas solo aceptarán capital nuevo procedente del exterior, excluyendo cualquier tipo de traspaso desde las cuentas ya existentes.
Algunas empresas, especialmente aquellas que mantienen inversiones activas en Cuba, han comenzado a operar con estas nuevas cuentas, entre ellas algunas vinculadas al conglomerado empresarial GAESA, gestionado por las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba.
Este grupo controla sectores estratégicos de la economía nacional, incluyendo el turismo, las telecomunicaciones, el comercio minorista, el sector inmobiliario y el bancario.
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Pese a que algunos empresarios ven en esta nueva medida del régimen comunista como una vía dolorosa, pero inevitable ante las restricciones económicas ya existentes desde hace años, otros se muestran profundamente escépticos.
El escepticismo surge de antecedentes negativos con monedas como el desaparecido peso convertible (CUC) o la Moneda Libremente Convertible (MLC), y de la desconfianza generalizada en la estabilidad futura de estas nuevas cuentas, dada la prolongada crisis económica del país.
El sistema financiero cubano atraviesa una situación crítica, con problemas estructurales como la falta de liquidez tanto en pesos cubanos como en divisas extranjeras, la existencia de múltiples tasas de cambio y una fuerte dependencia del Estado en todas las áreas bancarias.
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Desde agosto de 2024, la disponibilidad de efectivo en moneda nacional ha estado racionada, y el acceso a divisas se encuentra extremadamente limitado.
Las causas de esta crisis son múltiples: el impacto económico de la pandemia, el endurecimiento de las correctas sanciones estadounidenses incluida la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo y una serie de políticas monetarias y económicas fallidas promovidas por el comunismo cubano.
Actualmente, el Estado cubano mantiene el monopolio del comercio exterior e importa aproximadamente el 80 % de los bienes de consumo del país, priorizando alimentos y combustible ante la caída de la producción nacional.
En este contexto, el gobierno ha implementado procesos simultáneos de bancarización, para reducir el uso de efectivo, y de dolarización parcial, con el fin de captar mayores volúmenes de divisas y cumplir con sus compromisos de pago internacionales.
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Empresas extranjeras con fuerte presencia en la isla, especialmente las españolas del sector turístico, como Meliá, Iberostar, Barceló, NH, entre otras, se han visto afectadas o están a la espera de más detalles oficiales.
España lidera la presencia turística extranjera en Cuba, con más de 100 contratos de gestión hotelera aprobados y varios proyectos inmobiliarios en marcha, algunos vinculados a campos de golf.
Hasta ahora, las compañías han evitado pronunciarse públicamente sobre el asunto, salvo Meliá, que afirmó no haber recibido aún ninguna notificación formal. Aun así, la situación genera gran incertidumbre entre los inversores, que temen por la seguridad de sus activos y la continuidad de sus operaciones en la isla.
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