Los datos oficiales confirman una tendencia esperanzadora: la pobreza en Neuquén se redujo al 32% en el segundo semestre de 2024, mientras que la indigencia se ubicó en 3,3%, según la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Este descenso de 8,4 puntos porcentuales respecto del primer semestre del año (cuando la pobreza alcanzaba el 40,4%) posiciona a Neuquén como uno de los conglomerados urbanos con mejores indicadores en la Patagonia, solo superado por Ushuaia y Río Grande (31,8%) y Río Gallegos (30%).
En el contexto nacional, también se registró una mejora: el índice de pobreza bajó del 52,9% al 38,1%, mientras que la indigencia afecta al 8,2% de la población. Sin embargo, detrás de estos números, persisten problemáticas estructurales que requieren atención inmediata.
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El rol de las políticas públicas
Uno de los factores clave en la reducción de la pobreza ha sido el aumento de las partidas presupuestarias en áreas esenciales como Salud, Educación, Infraestructura y Seguridad. Además, la provincia reforzó las políticas de protección integral destinadas a niños, adolescentes, adultos mayores y familias en situación de vulnerabilidad.
Desde el área de Desarrollo Social, destacan que estos programas brindan asistencia cotidiana, con el objetivo de lograr la reintegración familiar, fomentar la independencia económica y promover la formación en oficios y emprendimientos.