Los músicos comenzaron su relación con puros conflictos pero todo terminó en una hermosa amistad forjada en la música, el apoyo y la redención.
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Lo que empezó como un gesto solidario terminó forjando una amistad inquebrantable, demostrando que, incluso entre antiguos enemigos, la compasión puede prevalecer.
La música une y, a veces, transforma enemistades en las más profundas amistades. Tal es el caso de Charly García y Palito Ortega, dos figuras icónicas de la escena argentina que pasaron de la confrontación pública a un vínculo irrompible.
Lo que comenzó como una rivalidad entre el rock y la música popular en los años 70 se transformó, con el paso de las décadas, en una relación fraternal. Ortega no solo perdonó a García tras las críticas que había recibido, sino que también le brindó ayuda en el momento más difícil de su vida. Pero antes de ese gesto de hermandad, hubo una historia de desencuentros que parecía insalvable.
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En su historia se demuestra que, como dice el dicho, del odio al amor hay un solo paso, y en este caso, ese paso estuvo marcado por la solidaridad, la pasión por la música y la redención.
El conflicto entre Charly García y Palito Ortega en los años 70
En la década de 1970, el rock argentino comenzaba a consolidarse como un movimiento contracultural, desafiando a la música comercial dominada por artistas como Palito Ortega. Charly, con su espíritu irreverente, representaba esa rebeldía y no dudó en expresar su desprecio por la llamada «música ligera» que Ortega encarnaba. La tensión llegó a su punto máximo en 1977, cuando García criticó duramente una de las películas protagonizadas por el actor y cantante.
Lejos de quedarse callado, el tucumano llevó el asunto a la Justicia. Como resultado, Charly tuvo que retractarse, marcando una de las primeras grandes disputas públicas entre exponentes de distintos géneros musicales en Argentina. Con esa acción, la grieta entre ambos parecía consolidarse, con cada uno siguiendo caminos opuestos en la industria.
Por muchos años, sus trayectorias se mantuvieron distantes. Charly se convirtió en el máximo referente del rock nacional, mientras que Ortega consolidó su carrera como productor y empresario. Sin embargo, el destino les tenía preparado un reencuentro inesperado en 2005, cuando Luis Ortega, hijo de Palito, los reunió en un evento en el Faena Hotel. Fue allí donde Charly, con su espontaneidad característica, le dijo a su antiguo rival: «Palito, no nos peleemos más».
Ese breve intercambio selló el inicio de una nueva etapa. La hostilidad quedó atrás y comenzaron a compartir momentos, aunque nadie imaginaba que, pocos años después, Ortega sería clave en la recuperación de García en su peor crisis personal y de salud.
Cómo Palito Ortega ayudó a Charly García en su momento más difícil
En 2008, el dios del Rock atravesaba una situación límite. Tras un episodio de crisis nerviosa en Mendoza, fue internado en Buenos Aires bajo orden judicial. Su salud física y mental estaba deteriorada, y parecía no haber salida. Fue entonces cuando el productor tomó una decisión que cambiaría el destino del rockero: lo invitó a continuar su tratamiento en su quinta de Luján.
En ese ambiente de calma, rodeado de naturaleza y música, Charly encontró un refugio. Palito no solo le dio un hogar, sino también un estudio de grabación a su disposición. Con el tiempo, la pasión por la música y el apoyo incondicional de Ortega fueron claves para la recuperación de Charly.