El sábado 4 de enero de este año, después de cinco décadas de tensa calma, personal de una empresa privada -con escolta de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires- inició el proceso de desalojo de más de 40 personas que ocupaban unidades hasta el quinto piso.
«Nos dieron dos días de aviso, no tuvimos tiempo para buscar nada«, señaló Axel, un joven de 19 años que busca refugio para su perro, Loki, mientras espera irse a un departamento nuevo con sus padres y su hermana.
«Del sábado al lunes, ¿qué podés preparar? Yo estoy desde los cuatro años acá, y mi familia desde mucho antes. Acá vivía mi abuela. Llegamos acá a través del contacto de un conocido«, expresó.
Otro residente del edificio se acercó a las cámaras de televisión y completó la información: «Hugo Eiviño era la persona apoderada de este edificio, que hace dos años falleció y, bueno, después de que falleció por ‘arte de magia’, una empresa compró el lugar«.
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«Esa empresa nos hizo una orden de desalojo porque considera que nosotros somos usurpadores. No somos usurpadores, entramos acá por buena ley y buena fe. Nosotros le pagamos al señor Eiviño para entrar al edificio«, aclaró el vecino de Axel.
Antes de esa compra «por arte de magia», las familias llevaban cinco décadas asentándose en el edificio que era un proyecto de la firma Promobra S.A., que lo abandonó en 1965 por falta de fondos.
Por su parte Beto, un hombre que vivió 50 años en el edificio, planteó que «no es usurpación, usurpadores son estos que están ahora», y aseguró que «hace tres meses sacaron los medidores» que se usaban para mantener al día los pagos de los servicios. «Estaban a mi nombre, no hay deuda con Edenor», remarcó.
Mientras tanto empezaron a acercarse los primeros camiones de mudanza al enorme edificio a medio construir, que desde 2022 le pertenece a una empresa privada que habría pagado U$S 6.000.000 por la estructura de tres cuerpos y 12 pisos, un regalo si se tiene en cuenta su locación.
Salvador, un vecino de Belgrano que habló con C5N, detalló que la ocupación informal del edificio en construcción comenzó apenas se dio la quiebra de Promobra SA, en 1965, y gracias al sereno que la empresa dejó en el lugar.
«Cuando la empresa quebró llamó a su familia y de a poco fue viniendo cada vez más gente y lo habitaron de a poco», sostuvo el hombre, que agregó detalles al relato comunitario: «otra empresa lo compró alrededor de 2022 a precios ridículos, tiene tres cuerpos de 12 pisos en pleno Belgrano R por solo u$s6 millones. La última citación para desalojo se les dio el viernes y en dos días se les pidió que desalojaran. Mucha gente todavía no logró llevarse sus pertenencias», dijo.
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