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Un año de Milei: aumentó o bajó la deuda pública?

El sobrino de Carlos Menem y Presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, destacó en su red social que «bajó la deuda pública». El gobierno de La Libertad Avanza festeja así que a un año de gobierno habría tenido logros en materia de «desendeudamiento», al mismo tiempo que difunde negociaciones por un nuevo acuerdo de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que significaría un incremento de entre U$S 11.000 a U$S 20.000 millones.

Sin embargo, la deuda pública total acumuló un récord de U$S 464.258 millones en noviembre de este año, lo que implica un salto de U$S 93.585 millones desde diciembre pasado, cuando se ubicaba en U$S 370.673 millones. Esto significa un incremento de 25%.

Estos datos derrumban aquella máxima del presidente Milei de que el endeudamiento público se explica por el déficit fiscal: a pesar de los superávits récord obtenidos en base a un ajuste brutal, la deuda se multiplicó a gran velocidad.

Fuente: Secretaría de Finanzas.

Ante este señalamiento realizado por el Diputado del kirchnerismo, Germán Martínez, Menem respondió que para realizar la cuenta debe agregársele al cálculo la deuda del Banco Central. De esta forma, como el Tesoro absorbió el stock de pases que tenía la entidad monetaria por unos 60 millones de dólares, la deuda total habría descendido U$S 29.000 millones, siguiendo la cuenta que realizó en X.com el economista liberal Ramiro Castiñeira.

No es la primera vez que aparecen este argumento y debates , ¿Cómo debe compararse la deuda para saber si creció o bajó, hay que mirar sólo la deuda del Tesoro o debe tenerse en cuenta también la deuda «cuasi fiscal» del Banco Central?

Ambos indicadores son importantes y expresan distintos aspectos de la realidad financiera del Estado. En el caso del Tesoro sólo caben dos formas de cumplir con los vencimientos: mediante el superávit fiscal (ingresos superiores a egresos) y mediante nueva deuda. El gobierno eliminó los préstamos del Banco Central al Tesoro (en base a emisión monetaria), pero además acrecentó su deuda al traspasarle el endeudamiento del Central.

Por otra parte, durante 2024 el gobierno se vio imposibilitado de tomar deuda externa a pesar de la reciente baja del riesgo país (que sigue en niveles elevados para conseguir préstamos), por lo cual recurrió a un enorme endeudamiento del Tesoro en pesos en el mercado interno, con instrumentos como el BonCer atados a la inflación. Mientras tanto, el Tesoro abonó religiosamente los vencimientos de intereses y capital con los especuladores de la deuda externos y con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que objetivamente implicó un menor stock de deuda en dólares.

Mientras tanto, la deuda en pesos siguió creciendo, mientras el ministro de Economía Luis Caputo garantizaba el esquema de bicicleta financiera (tasas de interés internas en dólares, gracias a un tipo de cambio apreciado, superiores a las tasas externas) mediante el cual, especialmente en la segunda mitad del año, los especuladores de la deuda y el gran capital hizo jugosas ganancias en dólares. Es por ello que la cuenta final da un incremento de más de 90 mil millones de dólares de deuda total medida en dólares, en tanto que el tipo de cambio se mantiene apreciado y genera el efecto contable de acrecentar su medición en la moneda norteamericana.

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Por su parte, el gobierno no eliminó la deuda del Banco Central sino que modificó su nombre. Desde julio de 2024 la entidad comenzó a operar con las «LEFI» -Letras Fiscales de Liquidez (LEFI)- un instrumento de fijación de la tasa de interés (tasa monetaria) que le permitió al Banco Central emitir dinero futuro (deuda), pero cuya emisión es a cuenta del Tesoro. Un pasamanos de deuda. Es decir, es este último quien las paga y por ello está obligado a registrar un superávit fiscal sobre la base de un feroz ajuste que se descargó sobre el pueblo trabajador.

Cabe recordar a inicios de año el papel de Caputo en estatizar las deudas privadas mediante el BOPREAL, un instrumento que utilizó para rescatar la deuda privada de las empresas importadoras, que ahora forma parte de la deuda «cuasi fiscal» del Banco Central.

Los gobiernos de Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández han jugado un rol clave en el círculo vicioso de endeudamiento y crisis económicas. Durante los mandatos de los Kirchner, se realizaron canjes de deuda que, si bien fueron presentados como exitosos, consolidaron beneficios para los fondos buitre. Macri, por su parte, destacó por operaciones escandalosas como el bono a 100 años, mientras que Alberto Fernández no sólo no investigó estas maniobras, sino que impulsó un acuerdo con el FMI que convalidó la estafa.

En este sentido, Milei continúa la tradición de priorizar el pago de una deuda ilegítima en detrimento de las necesidades sociales. En 2024, se realizaron pagos de deuda por 9.307 millones de dólares. Gran parte de estos recursos podrían haber sido destinados a salud, educación o infraestructura.

La experiencia histórica demuestra que los acuerdos con el FMI no son una solución, sino parte del problema. “Honrar” la fraudulenta deuda externa en beneficio de los buitres especuladores y del FMI llevó a catástrofes económicas y sociales permanentes, como la hiperinflación de 1989-1990 o la quiebra de 2001. La deuda externa es un mecanismo de subordinación imperialista que condiciona la soberanía económica y política del país. Por eso, desde la izquierda se plantea la necesidad de romper con el FMI y desconocer soberanamente esta deuda ilegítima.

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