La emoción de la Navidad no estaría completa sin la alegría de los más pequeños al abrir sus regalos, un momento mágico que merece ser cuidadosamente planificado. Esto plantea una pregunta importante: ¿cuál es la hora ideal para que los niños disfruten plenamente de este instante especial? La respuesta, como muchas tradiciones navideñas, puede variar según las costumbres de cada familia.
Por un lado, para muchas familias, la medianoche del 24 de diciembre es el momento elegido. La expectativa se construye durante toda la Nochebuena, entre risas y canciones navideñas. Para otras, la mañana del 25 de diciembre resulta más adecuada, especialmente cuando se busca que los más pequeños disfruten plenamente de su descanso nocturno antes de recibir sus sorpresas.
Ambas opciones tienen sus ventajas, y la elección dependerá de cómo se organicen las actividades y se priorice el bienestar de los niños. No obstante, existe una hora que posee un valor simbólico especial.
Abrir los regalos a la medianoche del 24 de diciembre tiene un encanto especial y está arraigado en las tradiciones de la mayoría de los países de Latinoamérica. En muchas familias, se cree que es el hijo de Dios quien lleva los obsequios a los hogares, por lo que se colocan debajo del árbol o junto al nacimiento. A las 00:00 horas del 25 de diciembre, cuando comienza la Navidad, se abren los regalos, creando un ambiente de alegría y emoción que marca el inicio de la celebración.
Este momento es considerado ideal por diversas razones. Primero, marca el inicio oficial del 25 de diciembre, conectando la apertura de los regalos con el significado religioso y festivo de la fecha. Además, abrir los obsequios a esta hora permite que toda la familia esté reunida en un acto cargado de simbolismo y unión.
Ahora bien, la tradición de regalar en Navidad se remonta a la ofrenda de los Reyes Magos al Niño Jesús. Según la Biblia, los sabios de Oriente trajeron tres regalos al hijo de María en su nacimiento: oro, incienso y mirra. Este acto de generosidad ha sido interpretado como una manera de honrar al Salvador, y con el tiempo, se transformó en la costumbre de intercambiar regalos durante la fiesta navideña.
En Mateo 2:11, se relata: “Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y presentaron como regalos: oro, incienso y mirra”. De esta manera, el gesto de los Magos se perpetuó a través de generaciones, dando lugar a la tradición de obsequiar a los seres queridos en esta fecha tan importante.
Es preciso señalar que a las 00:00 horas del 25 de diciembre se coloca al Niño Jesús en el pesebre, dando inicio a la celebración de su nacimiento. En ese momento, los adultos entregan regalos a los niños, quienes simbólicamente representan al hijo de María, mientras que los adultos actúan como los Reyes Magos.
Después de que los pequeños de la casa reciben sus obsequios, proceden a abrirlos, cumpliendo así con la hora ideal, que es a las 00:00.
En algunos países de América del Norte y Europa, los regalos de Navidad se abren en la mañana del 25 de diciembre. En lugares como Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, es común que los niños despierten emocionados por ver los regalos que Santa Claus ha dejado.
Los adultos también participan, haciendo de este momento una ocasión especial para compartir en familia. Es una forma de disfrutar juntos antes de continuar con las festividades del día. La costumbre de abrir los obsequios en la mañana permite que la noche del 24 se dedique a la Misa de Nochebuena y a cenas familiares.