Las quejas de afiliados de prepagas que quedaron fuera del acuerdo que las empresas firmaron con el Gobierno en mayo no paran. Clarín viene dando cuenta de este problema con varios casos de lectores que cuentan su desesperación. Ahora, uno de los últimos que llegó a la redacción parece batir todos los récords.
Hasta el momento las prepagas que despertaron protestas por este motivo habían sido Medin, Cobensil y Medical’s. Esta semana se sumo una cuarta en la que, según los afectados, la situación se ha vuelto insostenible y decidieron judicializar la cuestión. Se trata de la prepaga Bristol Medicine.
Los afiliados que esta vez levantaron la voz son Alejandro Marcori y su esposa, Cristina Sikora, ambos de 64 años. Marcori envió a este medio las facturas del último año que indican que el último valor abonado fue de 2.087.777 pesos, mientras que en noviembre de 2023 la cuota era de 322.850 pesos. Una suba del 550 por ciento.
Este afiliado de Bristol Medicine habló con Clarín: “Con mi esposa y mis dos hijos ya grandes (28 y 31) tenemos un plan familiar desde el año 2002. Es el plan más alto pero era una cifra pagable. De golpe, en enero de 2023 la cuota ya se fue a más de 600 mil pesos. Todos los meses cuando iba a pagar les pedía que me hicieran un informe sobre por qué me estaban aumentando eso. Pero siguieron. No dejé de pagar porque tengo un cáncer de próstata y hace dos años había tenido cáncer de riñón, y me sacaron un riñón”.
Marcori siguió su relato: “Les mandé una carta escrita por un abogado amigo para que explicaran cómo podía ser que habían hecho semejante aumento, y nunca hubo una respuesta. Después querían que yo cubriera una parte del tratamiento de rayos y cuando les pedí que lo mandaran por escrito primero bajaron el costo y después terminaron cubriéndolo”.
Por último, decidió mandar una carta documento pero el resultado, explicó, fue el mismo: “Ni la contestan. Ahora vamos a presentar un amparo. En la vida tuve un juicio. Siempre pensé que las cosas se podían arreglar hablando, pero evidentemente no hay vuelta. Esta semana se va a presentar el caso en Defensa del Consumidor y el amparo. Porque esto no se condice con nada y es imparable. Imagino que mucha gente debe estar en la misma”.
Lo curioso, además, según cuenta Marcori, es que averiguó por un plan de salud joven para sus hijos en la misma prepaga y “cuesta 65 mil pesos. O sea, no existe lo que están haciendo, es de locos. Creo que lo que buscan es que uno se vaya. Pero con 64 años y todas las fichas puestas, ¿quién me va a tomar?”.
Mientras esto sucede, en la web de Bristol Medicine puede verse una fuerte campaña publicitaria para captar nuevos afiliados: “¡Ahorrá hasta 45 por ciento en tu plan de medicina prepaga! La bonificación es para siempre. Promoción válida únicamente para nuevas afiliaciones online”.
El argumento que expresan todos los afiliados que se encuentran en la misma situación es el de haber quedado rehenes de un sistema que no les ofrece alternativas. Los más vulnerables son los adultos mayores y las personas con enfermedades preexistentes a las que cambiar de prepaga se les vuelve poco menos que una utopía.
Desde el Gobierno ya dijeron a Clarín que están siguiendo de cerca estos conflictos e investigando casos puntuales, en los que se presume habría habido aumentos desproporcionados en los últimos meses, y podría existir en el corto plazo algunas acciones concretas que buscarían corregir este escenario de desigualdad en el que ha quedado una parte minoritaria -pero que demanda sus derechos- del padrón de usuarios de la medicina prepaga.
El gran problema en estos casos, como contó Clarín, es que hubo un grupo de prepagas que se negó a firmar el acuerdo de mayo, lo que significó tres cosas: no retrotraer en ese momento las cuotas al 1° de diciembre, no empezar a ajustar mensualmente por inflación, y no asumir la devolución en 12 pagos a la que se comprometieron las prepagas más grandes que agrupan a la gran mayoría de los afiliados del país.
PS