A Pampita no le importa nada. Ni que Susana Giménez haya quedado odiada por su entrevista fallida en su programa tras pagarle un dineral. Ni las opiniones de los demás sobre el duelo cortísimo que hizo tras su súbita separación de Moritán. Ni siquiera que se sospeche de las fechas de su nuevo romance.
Es que lo que es hoy centro de gravedad para Pampita es haberse abierto al amor, una vez más, ahora con Martín Pepa, un empresario que vive en Nueva York y con quien se siente plena, “como una reina” y con quien hoy disfruta cada momento de ocio mientras se prepara para viajar a Tailandia con Zaira Nara.
Así lo hizo la modelo en la noche del jueves, cuando se apareció con Pepa en Gardiner, el restó al que van los famosos cuando se quieren mostrar. Carolina llegó en el auto de Martín con un glamoroso vestido negro con cortes en la cintura, radiante. Él, de riguroso negro, canchero.
En el local también estaban su hermano Guillermo Ardohain con su novia, con quienes compartieron la cena hasta pasada la una de la madrugada. Luego de la comida, el grupo la siguió en Tequila, donde siempre hay prensa presente.
Quisieron esquivar a la prensa, pero fue imposible, a pesar de sus intentos. Al detectar que había medios en el radio y para evitar tumultos, Martín Pepa entró por la entrada delantera de Tequila y a Pampita le abrieron la puerta trasera que conecta el restaurante con el boliche.
Pampita y Pepa bailaron un buen rato en el VIP del local hasta que, alrededor de las tres de la mañana, la parejita se subió al asiento de atrás de la camioneta de Pepa, conducida por su chofer personal. Sonrientes y felices, entregados a este romance inesperado y “milagroso”, según ella.
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