Una conmovedora historia en un pequeño país europeo nos habla de la conexión profunda entre una mascota y su dueño, incluso cuando este la había abandonado. La protagonista, una perra terrier alemana, se convirtió en un símbolo de esperanza al recorrer la capital de Georgia, Tiflis, en busca de un hogar.
Todo comenzó a principios de octubre, cuando, según un medio de noticias, las imágenes de esta perra de mirada triste comenzaron a copar las redes sociales del país caucásico. La perrita, que pronto sería conocida como “Mogzaura” (que en georgiano significa “viajera”), fue fotografiada y grabada innumerables veces, sentada tranquilamente en los asientos de los autobuses, cuando miraba por la ventana mientras cruzaba la ciudad. En otras ocasiones, se la podía ver bajar de un autobús para continuar su trayecto en otro, como si tuviera un rumbo fijo o que seguir un rastro que solo ella podía percibir.
Todo esto llamó más la atención dado que, si bien Tiflis no es una gran urbe, es una ciudad vibrante con una población de aproximadamente 1.2 millones de habitantes. Su red de transporte público incluye autobuses, trolebuses y metro, lo que facilita los desplazamientos tanto de los habitantes como, en este caso, de Mogzaura, quien se convirtió en una pasajera muy especial.
De esta manera, la historia de Mogzaura tocó los corazones de los tiflisenses, que comenzaron a brindarle pequeños gestos de amor y cuidado. Algunos le daban de comer, otros se detenían a acariciarla y muchos la fotografiaban. Sin embargo, a pesar del cariño generalizado, nadie se atrevía a llevarla a casa. La viajera continuaba con su travesía diurna por las calles de Tiflis, buscando tal vez a un dueño que, según la teoría de muchos, había decidido abandonar la ciudad y dejar atrás a su fiel compañera.
Todo cambió cuando el programa de televisión “Patas de Esperanza” tomó cartas en el asunto. Gracias a su repercusión y al apoyo de voluntarios y ciudadanos comprometidos, Mogzaura pudo ser finalmente rescatada. Le colocaron un collar y una correa, y la llevaron a un lugar seguro mientras se iniciaba la búsqueda de un hogar definitivo para ella. Durante ese tiempo, también se intentó dar con su anterior dueño.
Durante una semana, Mogzaura encontró refugio temporal en casa de una joven universitaria tiflisense, quien le brindó el calor de un hogar mientras se resolvía su situación. Finalmente, la perra aventurera encontró un hogar permanente en las afueras de la capital, en la casa de Gueorgui, un miembro de un grupo de voluntarios que cuida de los perros callejeros. Allí, Mogzaura dejó de ser una viajera solitaria para convertirse en una compañera querida y protegida.
Esta historia nos recuerda algo que puede sucederle a cualquiera: encontrar un perro perdido y querer ayudarlo a reunirse con su dueño. Para garantizar un enfoque seguro, un sitio especializado en perros comparte ciertas pautas que consideran tanto la seguridad de la persona como el bienestar del perro.