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Hulk, el ídolo de Atlético Mineiro que despertó la peor pesadilla de River: le convirtió en una goleada histórica del ciclo Gallardo

El 18 de agosto de 2021, probablemente, el River de Marcelo Gallardo sufrió la peor derrota en su primer exitoso ciclo. En Belo Horizonte, luego de perder 1-0 en el Monumental (un recordado tanto de Nacho Fernández, luego expulsado), quedó eliminado de los cuartos de final de la Copa Libertadores por un aplastante 3 a 0. Inmenso en los cruces mano a mano, con estirpe copera, el River del Muñeco cayó como nunca antes.

“Vamos a tener que limpiar esto rápidamente”, observó Gallardo aquella noche de Belo Horizonte. “Hay que reconocer que las cosas no salieron como lo planificamos. Sabíamos que teníamos que defender bien para tener chances, pero ellos mostraron su jerarquía. No pudimos hacer nada”, asumió Gallardo, derrumbado psicológicamente, como nunca antes. “Creo que hay que reconocer a Mineiro, que fue muy superior a nosotros y lo demostró con su buen juego. No nos ha pasado de jugar contra un rival que nos superara. Sería fácil caer en la tentación de un análisis profundo en lo individual y colectivo, porque cuando perdés como perdimos, no hay mucho para rescatar”, sostuvo.

La figura fue Matías Zaracho, exRacing, autor de dos goles. El héroe (siempre es el héroe, el más querido, el símbolo, el gran capitán), fue Givanildo Vieira de Souza, conocido en el mundo del fútbol como el increíble Hulk, como aquel personaje que transformó a varias generaciones. El fornido atacante convirtió el segundo tanto (la pinchó ante la salida de Armani) y lanzó una estocada sutil a modo de asistencia en el 1-0.

Jugó en Japón (en Tokio Verdy llegó a marcar 37 goles en 42 partidos), Porto (2008 a 2012, 75 goles en 171 encuentros, ganó tres ligas, tres copas domésticas, tres supercopas y la Europa League), Rusia y China. Es un distinto: nunca le movió la estantería consagrarse en un gran club europeo. Sin embargo, fue crack de selección: actuó en los 6 partidos del fatídico Mundial 2014, incluido el 1-7 con Alemania. También fue parte en el tramo final del 0-3 con Países Bajos, por el simbólico tercer puesto de la competencia en la que la Argentina estuvo tan cerca, tan lejos. “Lo primero que quiero hacer es pedir disculpas por los dos últimos partidos. Estamos dolidos, pero somos hombres, por lo que hay que asumir los errores”, contaba el corpulento hombre de área (y sus zonas de influencia), una década atrás.

Golazo de Hulk, ante un adelantado Armani, en aquel Atlético Mineiro-RiverBruna Prado – Pool AP

“Todo esto no tiene explicación. Perder 1-7 y después 0-3 es algo que nadie se podía esperar”, asumía. Lejos de la selección, se instaló en Shanghai, lejos del ruido. Siempre fue un crack clase B: luego de jugar dos partidos en Vitoria, creó una trayectoria en destinos que le dieron otro tipo de trascendencia. No jugó (no le interesó, además), brillar en ninguna de las cinco grandes ligas europeas. Eso sí: lleva un acumulado en traspasos en su carrera de más de cien millones de euros. El Zenit, por caso, pagó 60 millones de euros por su pase.

“Con todo el cariño por los equipos que jugué en mi vida, ¿a quién no le gustaría jugar en el Barça o el Madrid? Sí, pienso en jugar en esos equipos”, señaló, algunos años atrás. Ni Barcelona, ni Real Madrid: ni ningún otro de segundo orden mundial.

Figura en el reciente partido contra Vasco da GamaLucas Figueiredo – Getty Images South America

El potente atacante, de movimientos felinos, llegó a pesar unos 100 kilos. Cuenta una anécdota que antes de saltar al césped para jugar con Tombense, por el Torneo Mineiro, el delantero pesaba 97,6 kilos. Según los registros, luego de la batalla, se subió a la balanza y el resultado fue sorprendente.

Pesaba 91,9 kilos.

El club brasileño compartió el video que demostraba esta significativa pérdida de peso de casi 6 kilos en apenas dos horas en un partido disputado en el Estadio Soares de Azevedo, a una temperatura de unos 30 grados y humedad excesiva. “¿Será que corrió mucho durante el juego? ¡El hombre es una máquina en el campo!”, publicó el club brasileño.

Hulk jugó los 90 minutos en el triunfo por 2 a 1 y hasta marcó un gol, en el cierre del espectáculo. Roberto Chiari, su fisioterapeuta, lo aclaró tiempo atrás. “Suena aterrador, pero es natural. Él transpira mucho, pero eso no quiere decir que sea malo. El deportista que suda mucho usa el mecanismo más eficiente para disipar su calor corporal. Nos dimos cuenta de que había perdido mucho peso en una sesión de entrenamiento, pero gracias a Dios no fueron cinco kilos”, expresó en una entrevista con TV Galo, el canal oficial del club.

Chiari detalló que esta situación requiere cuidados especiales para evitar problemas severos: de inmediato debe beber agua o alguna bebida con sales. “Aunque pierda tres, cuatro o cinco kilos, al día siguiente vuelve con el mismo peso que antes del entrenamiento. Es un tema que nosotros manejamos bien y él no tiene prejuicios al respecto”, mencionó el experto.

“Un codazo de Hulk te deja doblado dos días”, contó alguna vez Marcelo. “Cuando toma carrera, hay que tener mucho cuidado porque es como tratar de detener a una locomotora”, sumó otro concepto, David Luiz.

Hulk paraliza los corazones de River, que este martes se cita con Atlético Mineiro, dirigido por el audaz Gabriel Milito y con el ídolo en las gateras. Cuatro años y medio atrás, paralizó otros corazones: en marzo de 2020, fue protagonista del circo de la farándula cuando estalló un escándalo mediático al casarse con Camila Angelo, la sobrina de Iran, su ex mujer.

Héroe, figura y adorado por Milito, el entrenador de Atlético MineiroPedro Vilela – Getty Images South America

Mineiro alcanzó la final de la Copa de Brasil: la definición será con Flamengo. En el último encuentro, este sábado, Hulk salió al rescate del elenco que conduce Gaby Milito, con un zurdazo de 20 metros directo al ángulo. El 1-1 contra Vasco da Gama lo depositó en la final: todos fueron a abrazarlo. “Es un jugador determinante, es una suerte que esté con nosotros, todos confiamos en él. No es una sorpresa: cuando tiene que aparecer, está”, cuenta Milito, en un improvisado portuñol.

No suele regalar elogios exagerados. “Es nuestro capitán, nuestro líder. Él sabe lo que pienso de él. Si no hubiese marcado el gol, hubiera dicho lo mismo. Lo profesional, lo humano, tenemos un gran capitán. Lo que es clave para jugar estas instancias decisivas”, sostiene, con Hulk a su lado, gorrita al revés, a pura sonrisa. “Voy a jugar”, avisa, más allá de una molestia física.

Optimista de la vida, juega, convierte goles y se divierte. No le interesa el qué dirán. Y arrolla con todo a su paso. “Estoy contento con el gol, trabajamos duro para llegar a los partidos decisivos y aprovechar las oportunidades. Creo que el grupo es merecedor de llegar a una final. No es fácil. Y ahora tenemos un gran partido contra River, en busca de la gloria eterna”, se entusiasma el súper héroe. La pesadilla millonaria.

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