Los bonos argentinos más negociados, es decir, tanto el Bonar 2029, como la serie 2030 y los Globales con igual vencimiento, tienen rendimientos del orden del 22%, en tanto que las compañías argentinas pagan una media que gira en torno del 7 por ciento. De esta simple comparación surge que la deuda corporativa privada rinde apenas un tercio de la pública.
Si se analiza esta realidad desde el punto de vista de la tasa de riesgo país, cabe recordar que la misma compara el rendimiento de los bonos soberanos de un país con el de un bono del Tesoro de EE.UU. a igual plazo. Dicho de otra manera, lo que hace es estimar cuál sería el costo a pagar en caso de salir al mercado a buscar financiación, algo que por los niveles actuales está prácticamente vedado.
Riesgo país versus riesgo crediticio de deuda corporativa: ¿cuál es la brecha entre ambos?
En paralelo a este indicador existe otro que mide el riesgo crediticio de la deuda corporativa, en particular la correspondiente a compañías de primera línea, que se denomina «Tier 1».
Lo llamativo del caso es que la brecha que existe entre ambos es significativa, ya que actualmente, el riesgo país (de bonos soberanos) se encuentra levemente por debajo de los 1.500 puntos básicos mientras que el spread de los corporativos Tier 1 es de 310 p.b. Cabe aclarar que 100 puntos básicos equivalen a un punto porcentual, por lo que en el primer caso ronda el 15% y en el segundo 3,1 por ciento.
«Con esta reducción del riesgo país privado Tier 1, se está acercando al nivel promedio de América Latina», afirmó Leo Chialva. El economista de Delphos agregó que con esta baja «se abren las puertas del mundo para las mejores empresas locales. La reciente emisión de YPF fue un ejemplo de ello».
Desde Delphos consideran que «el spread corporativo es una medida más genuina que el indicador líder del riesgo país, ya que refleja de manera más precisa la percepción del mercado sobre la situación económica y financiera del sector privado».
¿Por qué las empresas tienen calificación de riesgo por encima del Estado?
«En buena medida se debe a que los inversores apuntan a compañías sólidas, con sus cuentas ordenadas y buenas perspectivas, y evitan financiar estados con problemas recurrentes», afirma Gabriel Holand, CEO de HRGlobal. En su opinión, «otro factor determinante es que estas compañías tienen calificaciones de riesgo muy por encima de las del propio Estado, es decir, que también hacen esta distinción»
Según el informe de Delphos, la brecha entre ambos refleja un optimismo creciente del mercado hacia la deuda privada, lo que facilita a las empresas la refinanciación de sus bonos en el mercado.
Por su parte, el analista de mercados Agustión Cramo afirmó que «cuando se analizan los balances y presentaciones de resultados de la mayoría de las principales empresas que participan en los mercados globales, se concluye que todas ellas tienen una buena posición para hacer frente al pago de capital e intereses y su gran riesgo, ahora menor, es que el BCRA no le venda los dólares»
Cramo concluyó afirmando que «el «corporate argentino» está fuerte en stock y flujo, mientras que el país parte de un «no stock» y un esfuerzo descomunal por tener algo de flujo».
De mantenerse esta situación podría darse el curioso efecto que este conjunto de empresas podría terminar abriendo el mercado para que el Gobierno pueda recuperar el crédito internacional, es decir exactamente lo contrario de lo que sucedió históricamente, pues por lo general solo una normalización de las cuentas públicas le abría las puertas a las compañías privadas.
En este contexto, el analista Salvador Di Stefano recomienda invertir en deuda corporativa, debido a la reducción de su riesgo, que en su opinión podría adelantarse a una baja esperada del Riesgo País.
«Esta disminución del riesgo corporativo, impulsada por la baja de tasas a nivel global, podría favorecer al mercado local», agrega.
¿Se puede achicar la brecha?
Recientemente, la consultora 1816 planteó un escenario según el cual algunos bonos nacionales podrían dejar retornos de hasta 89% si el país convergiese a una tasa del 8%, es decir, aproximadamente lo que rinden hoy los bonos corporativos de alta calidad crediticia.
Por su parte, los analistas de Adcap Grupo Financiero elaboraron un informe calculando cuál sería el «upside» de los bonos argentinos ante diversos escenarios de compresión.
En el más optimista de ellos, afirman que bajo ciertas condiciones, el GD30 tendría posibilidad de crecer un 40%, mientras que el GD35 y el GD38 podrían trepar en promedio un 60 por ciento.
Lo interesante del caso es que estas proyecciones se realzaron tomando como referencia los rendimientos de los bonos egipcios.