El paso del Huracán Beryl por el sur de Texas, EE.UU., deja algo más que lluvias excesivas, marejadas ciclónicas e inundaciones. Debido a la fuerte inestabilidad climática, los puertos petroleros de las zonas costeras del Golfo de México cerraron como medida de precaución, lo que podría derivar en una presión alcista en los precios de la gasolina.
Texas es el mayor exportador de petróleo y gas natural de EE.UU. El domingo, justo antes de la llegada del ahora ciclón tropical a las costas de esta jurisdicción, se suspendieron momentáneamente las operaciones los puertos de Corpus Christi, Houston, Galveston, Freeport y Texas City, desde donde sale una importante porción de crudo y gas natural licuado (GNL).
Asimismo, también se pausaron los envíos de petróleo a las refinerías y la distribución de combustible desde estas plantas, según informó la agencia Reuters.
La llegada de Beryl a Texas generó marejadas de más de dos metros de altura en algunos casos, además de apagones y cortes masivos en el suministro de luz de varios condados del sureste texano. Empresas, centros de producción y refinerías del sector, como Freeport LNG, Enbridge Inc., Kinder Morgan, Citgo Petroleum Corp, Shell o Chevron, ajustaron y evacuaron a su personal, activaron planes de emergencia, redujeron su producción o directamente la interrumpieron a causa de la fuerte inestabilidad climática.
El avance en las conversaciones para un alto el fuego, luego de nueve meses de conflicto armado en la franja de Gaza entre Israel y Hamas, generó este lunes por la mañana una baja en el precio del petróleo tras cuatro semanas de aumentos.
Sin embargo, con la producción de Texas afectada y los movimientos de buques paralizados en el noroeste del Golfo, los analistas observan con atención las consecuencias que pueda llegar a tener el huracán Beryl en los precios internacionales.
De momento, en el equilibrio entre ambos asuntos, la variación en los futuros del crudo Brent y el West Texas Intermediate (WTI) se mantuvo relativamente estable en las últimas horas: descendieron 70 y 72 centavos en el último día (0,80% y 0,87% respectivamente). Sin embargo, los especialistas advierten que cualquier impacto en la infraestructura del sector en Texas podría provocar una puja alcista que se trasladaría eventualmente al precio final de los combustibles.
“Si bien esto pone en riesgo parte de la producción de petróleo y gas en alta mar, la preocupación cuando la tormenta toque tierra es el impacto potencial que podría tener en la infraestructura de las refinerías”, sostuvieron a Reuters los analistas dirigidos por Warren Patterson, jefe de Estrategia de Materias Primas de la consultora ING.
Las proyecciones del Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. (NHC, por sus siglas en inglés) indican que el ciclón tropical seguirá su trayectoria en dirección al noreste, por lo que se dirigirá al este de Texas y luego continuará su camino hacia Arkansas, Missouri, Illinois, Indiana y Ohio, pero cada vez con menor intensidad y degradando su categoría primero a tormenta tropical y luego a depresión tropical.
Mientras tanto, en el sureste de Texas, el NHC espera vientos huracanados para las próximas 12 horas, en donde también permanece el riesgo por lluvias excesivas y posibles inundaciones repentinas.
LA NACION