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Perdonar no es olvidar

Muchas de las relaciones humanas finalizan por situaciones en las cuales alguien hizo algo, llamémosle A, y ese algo afectó la vida de B o de varias personas.

Una de las partes de mi trabajo que más me gusta es la de resolver conflictos en las relaciones, ya sean entre dos personas o varias.

Lo cierto es que lo que todas tienen en común es que una persona hizo algo. Ese algo realizado por esa persona muchas veces puede ser a propósito pero otras tantas veces es no consciente, eso significa que la persona hace algo, como aprendió en su casa, de acuerdo a sus valores y eso que hace tiene un impacto.

Hay personas del tipo A, que se dan cuenta que tienen que cambiar algo y lo hacen, pero muchas viven sus vidas sin mirar el impacto de lo que hacen.

Quienes suelen venir a sesión son las personas del tipo B, que vienen con temas como: me están engañando, mi jefe no me valora, me cuesta poner límites, estoy siendo mal tratada y no sé cómo hacerme valorar sin renunciar o sin dejar la relación.

Elegir perdonar tiene que ver con elegir el tipo de vida que quiere tener B. No vamos a discutir en este artículo si B hizo algo para que A actúe como lo hace, simplemente analizaremos un lado, el de quien está buscando la solución.

Imagina que eres B, que algo que alguien hizo impactó en tu vida en forma negativa, puede ser un engaño, mal trato, mentiras, etc…

¿Para qué sirve perdonar a A? Para avanzar en tu vida.

¿Para qué sirve no olvidar? Para no repetir y estar atenta a la próxima vez.

De acuerdo a Un curso de Milagros:

  • Un pensamiento que no perdona es aquel que emite un juicio de valor. La mente se ha cerrado y no puede liberarse. 

  • Un pensamiento que no perdona hace muchas cosas. Persigue su objetivo frenéticamente, retorciendo y volcando todo aquello que cree que se interpone en su camino. Su propósito es distorsionar, lo cual es también el medio por el que procura alcanzarlo. Se dedica con furia a arrasar la realidad, sin ningún miramiento por nada que parezca contradecir su punto de vista.

  • El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y sencillamente no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga. 

  • No hagas nada, pues, y deja que el perdón te muestre lo que debes hacer por medio de Aquel que es tu Guía, tu Salvador y Protector, Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás. 

Al perdonar te liberas de la emoción de rencor que has guardado en tu interior, sueltas ese recuerdo y decides aprender de esa experiencia.

Al recordar, estarás siendo consciente de que antes ha pasado algo así, y cuando debas elegir nuevamente tus relaciones, sabrás qué no volver a hacer, siempre que hayas aprendido de la experiencia anterior.

Inspirada en muchas situaciones locales y globales, en donde las personas actúan y para seguir debemos comprender cuál es nuestra misión en este proceso, para no enojarnos, liberarnos de viejas creencias y experiencias, perdonar y así poder avanzar con bienestar.

por Paula Cabalén

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