Rodeada por sus perros, en medio de la naturaleza que tanto le gusta y disfrutando del inmenso jardín que ella misma cuida de La Mary, su paraíso en Punta del Este. Así recibe hoy Susana Giménez sus espléndidos 80 años.
Esta noche habrá festejo en su chacra ubicada en Manantiales y estará rodeada por familiares y amigos íntimos. Qué deseos pedirá a la hora de soplar las velitas es, por supuesto, imposible de saber. Lo que sí es seguro es no hará balances porque no le gustan. En cambio, sí va a disfrutar y se va a reír con esa alegría, esa espontaneidad y esa transparencia que la caracterizan, la volvieron única y tan cercana a la gente.
Amada, imitada, idolatrada… Susana integra, junto a Mirtha Legrand, el firmamento pequeñísimo de divas máximas del país. Sin embargo, ya lo decía la canción de apertura de su programa: detrás de todo sólo hay una mujer. Y nadie mejor que sus hermanos, Patricio, Carolina y Federico (fruto del segundo matrimonio de su padre, Augusto Johnny Giménez Aubert), para contar cómo es en la cotidiana. “Es de esas personas que tiran siempre para arriba. Llega y le dice algo lindo a cada persona y le mete tanta onda a cada situación que es imposible aburrirte con ella. Su alegría, su fuerza, su empuje, es un ser excepcional de verdad. Te juega a lo que quieras y siempre a muerte [se ríe]. Estuvo siempre para nosotros, súper cariñosa y atenta, es un ser muy especial y para mí un orgullo enorme”, le cuenta a ¡HOLA! Argentina Carolina, que es especialista en comunicación empresarial y relaciones públicas (tiene su propia consultora, Giménez Aubert & Asociados).
A su turno, Patricio, reconocido cantante y conductor, revela: “Hemos pasado miles de cosas juntos, como compartir la pandemia. Me gusta que sienta que tiene alguien que la acompaña cuando lo necesita, como nos pasa a todos. Y, en la medida de lo posible, cooperar con su paz. Hablamos de la vida, de otras vidas, pasamos la letra del teatro juntos o intento solucionarle cosas que le preocupan del día a día”.
Federico (o Kiko, como lo llaman familiarmente), que es ingeniero y el menor de los hermanos, también toma la palabra. “Susana es siempre súper alegre y divertida. Me acuerdo cuando vivía enfrente de casa. Yo tenía unos 6 años y cruzábamos a su casa y jugábamos a las cartas, al “culo sucio”, y al “Suceso”, un juego de adivinanzas buenísimo que había lanzado ella. ¡Nos matábamos de risa! O cuando íba al programa a mezclar y nadar en el mar de cartas que mandaban para participar de los sorteos. Son esas cosas de la infancia que te quedan grabadas con una sonrisa”.
Seguramente Susana guarda estos recuerdos de la misma manera que sus hermanos: en su corazón, con profundo cariño y despertándole una sonrisa.