El mundo del golf se paralizará el fin de semana para disfrutar de una de las citas más esperadas del año: la Ryder Cup, una suerte de All Star de este deporte, que cada dos años enfrenta al equipo de Estados Unidos con un combinado de Europa. Tres días de competencia, con un marco de público distinto y un formato de juego diferente, en los que los jugadores juegan por el prestigio que significa levantar el hermosa copa de oro que se lleva el campeón y por el orgullo de defender la bandera de su país.
La edición 2023 -la 44ª de la historia de un certamen que nació hace 96 años- se disputará entre el viernes y el domingo en el Marco Simone Golf and Country Club del municipio de Guidonia Montecelio, en Roma y reunirá a los diez mejores jugadores del ranking mundial, varios campeones de Majors y otras grandes reconocidas estrellas del más alto nivel.
La capital italiana será apenas la tercera sede europea afuera de las Islas Británica después de Andalucía (1997) y París (2018). Vale recordar que el evento va alternando edición a edición sus escenarios entre ese continente y el país norteamericano
El capitán del equipo estadounidense, Zach Johnson, campeón del Masters en 2007 y el Abierto Británico en 2015, armó un plantel durísimo con el objetivo de defender el título.
A la cabeza estará Scottie Scheffler, actual número uno del mundo y ganador de Augusta el año pasado. Y lo acompañarán Brooks Koepka, Jordan Spieth, Collin Morikawa, Justin Thomas, Xander Schauffele -todos ellos campeones de Majors-, Patrick Cantlay, Brian Harman, Brian Harman, Wyndham Clark, Sam Burns y Rickie Fowler.
El conjunto europeo, capitaneado por Luke Donald, ex líder del ranking, tendrá como grandes figuras al norirlandés Rory McIlroy, dos del mundo y ganador de cuatro Majors, y al español Jon Rahm, número tres y dueño de dos trofeos «grandes».
McIlroy será el líder del equipo europeo, que va por su 12° título. Foto AP/Gregorio BorgiaContará además con el noruego Viktor Hovland, cuarto y una de las grandes sensaciones del PGA Tour esta temporada, Tyrell Hatton, Matt Fitzpatrick, Tommy Fleetwood, Sepp Straka, Shane Lowry, Justin Rose, Robert MacIntyre, Ludvig Aberg y Nicolai Hojgaard.
Los norteamericanos, máximos ganadores históricos, quieren coronarse por 28ª vez. En tanto, los europeos buscan su 12ª corona. Los tres que faltan para completar los 43 disputados hasta ahora se cuentan para Gran Bretaña.
Es que el torneo, que se disputó por primera vez en 1927, enfrentó en sus primera ediciones a golfistas de Estados Unidos y de Gran Bretaña. Recién en 1973 comenzaron a jugarlo también representantes de Irlanda. Y en 1979, luego de que el español Seve Ballesteros irrumpió en el panorama internacional, se abrió la competición a jugadores de toda Europa.
Scheffler, número uno del mundo, será la gran estrella de un duro equipo estadounidense. Foto REUTERS/Phil NobleEse enfrentamiento que nació como un duelo entre dos países se terminó transformando en uno de los eventos más popular del golf, para muchos, incluso más que las cuatro citas más importantes del calendario, Augusta, el PGA Championship, el US Open y el Abierto Británico.
En Roma se espera una multitud de al menos 250 mil personas provenientes de 85 países diferentes, como anticipó Franco Chimenti, presidente de la Federación Italiana de Golf. Esa concurrencia le dará un marco aún más especial a un evento en el que el público suele jugar un papel especial y tiene mucho más protagonismo que en los habituales certámenes de los tours profesionales.
Casi como en un partido de fútbol o como aquellos duelos de la vieja Copa Davis, los fanáticos locales se hacen sentir en las tres jornadas de competencia. Nunca faltan las banderas de naciones que representa cada jugador, las canciones de aliento, los festejos -a veces desmedidos- de los buenos golpes y hasta algún insulto o grito para molestar al rival cuando se prepara para golpear la pelota (esta última, una actitud repudiada por los jugadores).
El público ya le puso color al torneo en las jornadas de práctica. Foto EFE/EPA/FABIO FRUSTACILos golfistas también viven el certamen de una manera diferente. Primero, porque no juegan por un premio en dinero: si bien reciben parte de los ingresos generados, tienen la obligación de donarlo a organizaciones o causas benéficas. Segundo, porque la cita representa una oportunidad única de defender los colores de su país y de competir en equipo, algo que no ocurre casi nunca en este deporte.
Así, aunque dejan todo en la cancha porque ser campeón de la Ryder es uno de los logros más importantes para ellos, las grandes estrellas del golf se muestran más relajados, divertidos y hasta se animan a romper los «protocolos».
En la pasada edición disputada en el Whistling Straits de Wisconsin, por ejemplo, Justin Thomas y Daniel Berger llegaron al tee lanzando latas de cervezas al público y cuando los fanáticos les devolvieron un par y los animaron a hacer «fondo blanco», los dos se prendieron al juego sin problemas, antes de comenzar a disputar el hoyo.
Un público ruidoso y comprometido con su equipo, un abanico de enormes estrellas y una de las copas más prestigiosas y codiciadas del golf en juego. La Ryder Cup tiene todos los condimentos para ser un show imperdible.
Cómo se juega
El sistema de juego de la Ryder Cup es diferente al de los torneos del PGA Tour y otros circuitos profesionales.
El certamen se disputa durante tres días en un campo de 18 hoyos. El viernes y el sábado se juegan cuatro fourballs (dos equipos de dos jugadores, en el que cada golfista juega con su propia bola y cuenta el que completa el hoyo con menos golpes) y cuatro foursomes (los dos jugadores de cada equipo se van turnando para jugar la pelota, un golpe cada uno). El domingo se disputan doce duelos individuales.
Fanáticos con remeras del noruego Hovland. Foto REUTERS/Carl RecineSe juega a match point, es decir que la puntuación no se basa en los golpes acumulados si no en los hoyos ganados. Así, el máximo de puntos en juego es de 28 y gana el primer equipo que llegue a 14,5. Si el marcador termina igualado 14 a 14, el defensor del título -en este caso, Estados Unidos- retiene la corona.
Un aperitivo de lujo
La fiesta de la Ryder Cup en el Marco Simone Golf and Country Club se pondrá en marcha este miércoles, dos días antes del comienzo de la competencia principal, con el All Star Match, que convocará a grandes nombres del mundo del deporte.
Las principales atracciones serán el serbio Novak Djokovic, número uno del mundo del tenis y máximo ganador de Grand Slam de la historia, el español Carlos Sainz, piloto de Ferrari en la Fórmula 1, y el ex futbolista inglés Gareth Bale, múltiple campeón con Real Madrid.
A diferencia de las ediciones anteriores, esta vez el «partido de estrellas» no enfrentará a Europa con Estados Unidos, si no que se formarán dos equipos con protagonistas de nacionalidades diferentes, capitaneados por el escocés Colin Montgomerie y el estadounidense Corey Pavin, dos experimentados golfistas, que también jugarán.
Djokovic y Bale compartirán equipo, bajo las órdenes de Montgomerie, junto con el italiano Leonardo Fioravanti, surfista profesional, el inglés Kipp Popert, golfista paralímpico, y Garrett Hilbert, de Dude Perfect, uno de los creadores de contenido de comedia y deportes más grandes del mundo.
Del otro lado, con Pavin a la cabeza, Sainz tendrá de compañeros al entrenador y ex futbolista ucraniano Andriy Shevchenko, el estadounidense Victor Cruz, jugador de fútbol americano y campeón del Super Bowl de 2012 con Nueva York, el local Tommaso Perrino, también golfista paralímpico, y la actriz estadounidense Kathryn Newton.